A mayor elevación de los niveles plasmáticos de Angptl2, mayor es el riesgo del paciente de fallecer o de sufrir un episodio cardiovascular mayor.
A día de hoy conviven en todo el mundo más de 350 millones de personas con diabetes tipo 2, enfermedad básicamente caracterizada por una producción insuficiente o una utilización inadecuada de la insulina, esto es, la hormona responsable de que las células capten la glucosa de la sangre para producir la energía. El resultado es un exceso de glucosa en el torrente circulatorio, lo que acaba provocando un daño en múltiples organismos del cuerpo y la aparición de diversas enfermedades. Es el caso, entre otras muchas, de las patologías cardiovasculares, asociadas a una elevada mortalidad. Y en este contexto, investigadores de la Policlínica de Poitiers (Francia) han identificado un marcador sanguíneo que podría ayudar a predecir el riesgo de mortalidad y de desarrollo de episodios cardiovasculares en los pacientes con diabetes tipo 2.
Como explica Mathilde Fraty, directora de esta investigación presentada en el marco de la LII Reunión Anual de la Sociedad Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) que se está celebrando en Múnich (Alemania), «en los pacientes con diabetes tipo 2, las concentraciones plasmáticas de proteína 2 similar a la angiopoyetina (Angptl2) se asocian de forma independiente con la mortalidad y los episodios cardiovasculares graves como el infarto y el ictus. Por ello, esta proteína se presenta como un candidato muy prometedor para su uso como biomarcador para una mejor estratificación del riesgo en los pacientes con diabetes tipo 2. Y asimismo, podría ser utilizada como diana terapéutica».
Mayor cantidad, mayor riesgo
La proteína 2 similar a la angiopoyetina (Angptl2) es un factor de crecimiento que juega un papel muy importante en la formación de los vasos sanguíneos y el desarrollo de la resistencia a la insulina y la aterosclerosis. Una proteína que tiene una potente actividad proinflamatoria, razón por la que los autores evaluaron si la medición de sus niveles en sangre podría ayudar a identificar cuando un paciente con diabetes tipo 2 tiene un mayor riesgo de mortalidad o de sufrir un episodio cardiovascular mayor –un infarto agudo, de miocardio, un ictus o un deceso por causa cardiovascular.
Para ello, los autores contaron con la participación de 1.353 pacientes que, con una edad promedio de 64 años, tomaban parte en el Estudio SURIDAGENE, trabajo francés actualmente en desarrollo para identificar los factores ambientales implicados en las complicaciones micro y macrovasculares asociadas a la diabetes tipo 2.
Todos los participantes fueron incluidos en cuatro grupos –o ‘cuartiles’– en función de sus niveles sanguíneos de Angptl2 en el momento de su inclusión en el estudio. Y concluidos los 6 años de seguimiento, los investigadores registraron episodios cardiovasculares mayores en 290 pacientes y un total de 367 decesos.
Los resultados mostraron que los pacientes del último cuartil –Q4, con concentraciones plasmáticas de Angptl2 iguales o superiores a 19,5 ng/ml– tenían un riesgo hasta 2,5 veces superior de fallecer o de sufrir un episodio cardiovascular mayor que aquellos incluidos en el resto de los cuartiles –Q1-Q-3, con niveles inferiores 19,5 ng/ml–. Un incremento de la mortalidad, infarto e ictus asociado a unos niveles elevados de Angptl2 que, además, resultó independiente de la edad y género de los participantes.
En un simple análisis
En definitiva, el análisis rutinario de los niveles en sangre de los Angptl2 podría ayudar a establecer el riesgo de mortalidad de los pacientes con diabetes tipo 2. Un análisis de la proteína, por tanto, que facilitaría la identificación de aquellos afectados en los que debe priorizarse la administración de tratamientos específicos y la adopción de hábitos de vida más saludables. Sin embargo, a día de hoy este análisis no se lleva a cabo de forma rutinaria en ningún paciente.
Como concluyen los autores, «el análisis rutinario de esta proteína es un concepto muy interesante. Sin embargo, nuestros resultados deben ser confirmados en otros estudios antes de que se adopte ningún cambio en la práctica clínica actual».